Montaña

Un lugar con unas vistas espectaculares... Ideal para ocultar cadáveres...

Su coche era una maravilla… y me sentí a gusto. Era la primera vez que montaba en un coche que no fuera conducido por alguien de mi familia.
El sitio era precioso… y los árboles parecían bastante antiguos…
La verdad es que era muy amable conmigo y eso no me molestaba para nada.
- Está bien… -Sonreí al mirar a mi alrededor.- Me gusta caminar… Es relajante… … ¿Por qué has elegido este sitio? ¿Sabes que si llueve acabaremos mojándonos? –Me reí yo sola. No sé por qué me reí, pero estar en ese sitio me gustaba.

- ... - La miré con una sonrisa - Cuando era más pequeño y me escapaba de casa durante varios días siempre venía aquí... - Me estiré y seguí caminando - Y si llueve... nos resguardamos bajo un árbol... Son experiencias nuevas en la vida que uno tiene que vivir. Es emocionante, ¿no crees?
Sonreí, pero me quedé mudo. Estaba hablando demasiado sobre mi... y nunca daba datos específicos sobre mi... Fijo que si me tiraba más de la lengua le decía mi apellido... la cosa que menos me gustaba del mundo. Y cuando me vine a dar cuenta, tenía el ceño fruncido.

- Sí, bastante emocionante… pero peligroso. Cuando hay tormenta no es bueno estar bajo los árboles. –Sonreí.- Siempre nos quedará tu coche.
Eso sonaba raro… Creí que estaba contándome cosas que no solía decir… sus ojos parecían tener un brillo especial mientras hablaba.
- ¿Te escapabas de casa? –Mi cara volvió a estar vacía.- ¿Realmente eres un chico normal? … Llevas un lamborghini… y ¿qué clase de chico se escapa de su casa durante varios días?
Medité mis preguntas… Había algo en él que me llamaba la atención… y sabía que no lo contaba todo, pero no tenía miedo… Al menos podría defenderme si pasaba algo…
- ¿Quién eres realmente? –Le miré a los ojos. A esos ojos que brillaban de manera diferente.

¡Tensión! Demasiadas preguntas... demasiadas cosas... La miré a la cara con los ojos bien abiertos. ¿Qué decía? ¿Qué hacía? Me limité a sonreír como un idiota, a veces eso me funcionaba.
- Ah... bueno... una familia difícil... ya sabes, clase alta... - Solté varias carcajadas. Metí las manos en los bolsillos y seguimos caminando mientras buscaba una respuesta, pero llegamos a la cima de la montaña, donde habían unas vistas preciosas. La miré a ella - Soy JunKi - Sentencié y sonreí.

Me engañaba… Ocultaba algo… Lo cogí del brazo y lo miré de nuevo a los ojos…
- Son azules… … Es raro ver a un asiático con los ojos azules… -Miré mi mano en su brazo y lo solté rápidamente.- ¿Sólo JunKi? Me ocultas algo… No deberías… -Miré el paisaje y sonreí.- ¿Ganas algo ocultando eso? … o… ¿es qué tienes miedo de algo?

- ... - Puse un puchero, pero me sorprendí a su reacción de soltarme el brazo rápidamente. Ok, era una... chica lista, no esperaba nada menos - Llevo lentillas - Me señalé los ojos, pero su expresión no era nada divertida - Me llamo Jung JunKi... y mi madre era americana... de ahí a mis ojos azules... - Suspiré. Y en mi fuero interior deseaba que ella no conociera nada de mi familia. Que no supiera nada de mi abuelo. Y mucho menos nada de SeungRi - Simplemente...

Jung… Los dueños del casino “Haengbok”… Los documentos de mi padre habían servido de mucho… … Yo no iba a decir nada. El tema de la mafia ya me ocupaba demasiado tiempo.
- Ahora lo entiendo todo… -Le sonreí.- Te quedan muy bien los ojos azules… Es algo especial.
Miré al cielo y sonreí cuando una gota cayó en mi cara.
- Lluvia… -Lo miré.- La lluvia relaja, ¿no crees?

Me quedé serio observándola por un momento. Pero sonreí enseguida cuando sentí caer unas gotas. Asentí con la cabeza y la agarré de la mano arrastrándola casi hasta estar debajo de un árbol. Me asomé al cielo y la miré sonriente.
- Hoy la lluvia no es eléctrica, no hay de qué preocuparse - Me apoyé en el árbol y me puse serio. La miré. ¿Qué pensaría si le dijera que voy a ir a su misma escuela? ¿Y si me encontrara de repente allí? - Dices que... vas a ir a Tri-Angle... ¿verdad? - Me quedé pensativo y me pateé mentalmente. Después de Boston, me había prometido a mi mismo no volverme a enamorar nunca más. Fruncí el ceño esperando su respuesta.

- Sí… No me hace mucha gracia, la verdad… Como te he dicho antes, no se me da muy bien la comunicación… -Lo miré sonriente.- ¿Tú irás?
Me gustaría que fuera… no me sentiría tan mal allí… Aunque me sería difícil estar a solas con él como estábamos ahora. KwangYong se enfadaría… Sonreí. Siempre podía ocultarle información, ¿no?
Me senté con la espalda apoyada en el árbol y le di en la pierna para que se sentara a mi lado.

Me senté a su lado y solté un profundo suspiro y volví a asentir con la cabeza.
- Si, iré a la escuela - La miré - ¿Qué sabes de los Jung? - No era tonta... y yo tampoco lo era. Con esa pregunta que me hizo descubrí que lo sabía - Pero... - Largo silencio estúpido - No quiero... - Miré al cielo - Arsh... me estoy mojando - Reí para cambiar de tema y suavizar las cosas. Estaba algo tenso. Seguro que aún estaba muy cansado del largo viaje de Boston - ¿Vamos al coche?

Lo miré detenidamente… No quería hablar del tema pero la curiosidad era mayor. Sonreí ampliamente.
- Sí, vayamos al coche… -Me incorporé y volví a mirarlo.- Me alegra que vayas a Tri-Angle. No me sentiré tan fuera de lugar… -Suspiré con fuerza mientras comenzaba a andar.- Y de los Jung conozco lo que todo el mundo conoce… aunque creo que no te apetece hablar sobre eso, ¿verdad? –Le volví a sonreír y esperé a que se pusiera a mi par.

- He huído de ese apellido durante cuatro años... - Solté una risotada y llegamos al coche, lo abrí y nos montamos. La miré - Una vez, antes de irme, estaba tan de mal humor, que bebí tanto alcohol, cogí el coche y destrozé una tienda... luego me volví a emborrachar y me escapé durante cuatro días con la moto de... mi hermano. Cuando llegué estaba destrozada y... me gané una buena bronca - Me quedé pensativo y suspiré profundamente - Sinceramente no me gusta nada esta vida... pero un motivo me ha echo volver... - Y me quedé muy serio.

Estaba hablando totalmente en serio… Sabía que me estaba contando la verdad, que decía lo que sentía… Por un momento llegué a sentir algo en mi pecho… Algo que me hizo pensar en mí misma. Suspiré con fuera y me apoyé en el respaldo del asiento, echando la cabeza hacia atrás. Al menos él tenía una vida, y luchaba por ella…
La vida que yo tenía no era mía… KwangYong, mi padre y mi abuelo vivían mi vida… la manejaban… y yo solo… acataba…
Cerré los ojos en el respaldo; mis ojos me reflejaban a mí, y no iba a contarle mis problemas y sentimientos de buenas a primeras…
- ¿Qué… motivo es ese? Si puede saberse…

- El conocerte a ti... - Solté de pronto. Tenía que estar más atento, esa chica no era como las otras, y además, no podía decirle de buenas a primeras que mataría al imbécil de SeungRi por que él mató a... Negué con la cabeza y sonreí, seguro que ella se había quedado extrañada, tal vez decepcionada. Hasta seguro que me ganaría su odio, pero lo que estaba dentro de mi pecho no podía salir - ¿Te gusta la comida italiana? - Le pregunté de golpe.

Decidido… Ese chico no quería hablar de su vida. Estaba bien así… Lo cierto es que me sentí realmente halagada… Nadie me había dicho algo así exceptuando a KwangYong…
- Sí, me gusta mucho la comida italiana… -Sonreí sin mirarlo.- ¿Vamos a ir a comer?
No quería ir a casa… Estaba tan bien sin gritos y miradas respetuosas… Con JunKi podía estar a gusto… sin tensión.
De pronto mi móvil sonó, pero cuando observé que era KwangYong, apagué el teléfono y lo miré otra vez a los ojos.
- ¿Qué dices? –Sonreí de nuevo.

Habia ignorado su móvil, así que supuse que debía de ser ese hermano que tanto la tenía controlada. Sonreí al ver que mi expresión había funcionado y que se venía conmigo.
- Conozco un buen restaurante italiano cerca de donde yo vivo... Si no lo han cerrado, claro está - Me quedé pensativo y la miré - Aún así, podemos ir y ver si está abierto o cerrado, por intentarlo no perdemos nada, ¿verdad? - Sonreí enseñando los dientes.
Bueno... al menos tendría algo de entretenimiento en la estúpida escuela de Tri-Angle... Yo era un licenciado en económicas... al igual que mi hermano... No sé qué pintabamos en todo eso... Pero mi objetivo era claro, y el estar con ella... u otras chicas, me haría despejarme y no centrarme solo en él.

Un italiano… o lo que fuera; lo único que no quería era volver a casa.
Sonreí con gracia. Era una sonrisa de verdad. Una sonrisa de felicidad.
- Seguro que estará abierto. Y si no… siempre podemos ir a otro sitio. –Le guiñé un ojo y esperé a que arrancara.- JunKi… Nos llevaremos muy bien…
Nunca me había parado a pensarlo… pero los chicos me caían realmente bien… O al menos, él.

- Me alegra escuchar eso - Dije arrancando y yendonos de allí lo más rápido que daba mi coche. Ya me había puesto de buen humor. Normalmente la chica me hubiera dejado tirado, o me la hubiera tirado, pero ella... la miré de reojo... era muy diferente a las demás - Va a ser muy agradable verte por la escuela todos los días, ¿sabías? - Sonreí, el camino al restaurante duraría media hora... pero seria un rato divertido. Puse algo de música y sonreí.